Era un día para encerrarse, la surada estaba en su esplendor, el aire sabía a polvo, las aceras vaporizaban y las palmeras parecían gemir sofocadas... pero el deber no sabe de estas cosas... te llama... te reclama...
Me bajo del coche, sin siquiera sospechar lo que me esperaba, involuntariamente, me detuve un instante a contemplar el mar...
me estremecí con los recuerdos...
Algo se movió cerca de mí, era un polluelo que se había caído del nido, caminaba con dificultad, me acerqué para ver si estaba herido... fue entonces cuando escuché los graznidos y al mirar hacia el cielo... me horroricé, una bandada de urracas plúmbeas -que aquí en mi pueblo les dicen simplemente “pichos”- venía hacía mí, corrí hacia el auto, en mi desesperación, tiré las llaves, me agaché a recogerlas y uno de los pájaros, el más grande, me pasó rozando la cabeza, me cubrí el rostro con las manos, de pronto sentí un aleteo detrás de mí y luego un piquete en el cuello, manoteando, dejé escapar un grito y el ave se alejó, fue entonces cuando abrí rápidamente la puerta y me subí al coche, apenas la cerré, vi que la bandada regresaba, ahora eran más y estrellaban sus patas en las ventanas y en el parabrisas, las oía graznar enloquecidas sin poder dar crédito a lo que estaba sucediendo, sentí que algo me escurría en la espalda, me toqué y era... sangre.
-¿Qué hacer?-
Quería irme de ahí, regresar a mi casa, lavarme la herida, recuperar el aliento, olvidar mi compromiso.
-¿Qué iba a decir?-
Que... que no acudí a la cita porque me atacaron unos pájaros como en la película de Alfred Hitchcock?
-¡Vaya disculpa!-
Miré a mi alrededor y descubrí a un hombre trabajando en la playa, arranqué y le di la vuelta al camellón para acercarme. Bajé con cuidado la ventanilla y lo llamé. Le ofrecí una gratificación si se llevaba al polluelo que estaba justo en la entrada del local que tenía que mostrar.
Primero se negó al ver la bandada sobrevolando el lugar, me dijo que esos pájaros eran muy bravos y que no lo podía hacer solo. Le ofrecí más y entonces aceptó, pero antes, fue a buscar a sus compañeros para que lo ayudaran.
Contemplé la operación desde el interior del auto. Eran en total cuatro. Tres se quitaron la camisa y la agitaban para asustar a las aves mientras que el otro agarraba al polluelo. Luego cruzaron la calle muy juntos. En medio iba el que llevaba el animalito y los demás seguían levantando los brazos ondeando las camisas cual banderas, la bandada iba sobre ellos graznando, llegaron a la playa donde lo dejaron en un montículo de arena y salieron corriendo disparados seguidos por los pájaros. Los vi guarecerse en una construcción cercana hasta que las aves se fueron. Poco después, uno de ellos me hizo señas para que me acercara. Lo hice, le di la gratificación y regresé al lugar de los hechos.
Ya me estaban esperando y yo no podía bajarme del coche. Las piernas me temblaban de sólo pensar que pudieran volver... en el aleteo... en el piquete...
Miré en todas direcciones para comprobar que se habían ido, tomé un respiro para darme valor y salí decidida a cumplir con el deber.
Afuera la tierra hervía... pero yo... yo estaba helada.
31 de marzo
chale Rosita... :S qué historia... Supongo que fue porque estabas cerca del polluelo, ¿no? que mal rollo... espero que ya estés repuesta de la aventura y que no cojas manía a las aves.
ResponderBorrarTe abrazo
Rosa, es la primera ocasión en que visito tu Blog, y de no haber sabido de que a otras personas las han atacado los pichos, hubiera comentado que tienes una imaginación extraordinaria, pero independientemente de lo anterior, me agrado mucho tu relato por ágil, fresco y fácil de leer.
ResponderBorrarRecibe un fuerte abrazo y un gran beso
que pesadilla!!! no voy a poder dormir rose! hasta se me puso la piel chinita! no me gustan las historias de terror! jaja pero esta bueno.
ResponderBorrarJajajaja pero la pregunta es: Estan bien los pichos?
ResponderBorrarSaludos
Salim
yo hubiera caido desmayada! que horror tan feos pajarracos
ResponderBorrarCuando estaba chiquito -ya llovió- ví la película "Los Pájaros" de Alfred Hitchcock, en verdad de miedo. En la naturaleza se protege a toda costa a las crías pues ellos son la garantía de la supervivencia de las especies.
ResponderBorrarMadrina, le ganó el corazón bondadoso a la debida prudencia, pudiste salir mal herida.
Saludos
Saludo
eyyy madre verdad que es de hitchcok! me gusta como transformas la tragedia en comedia al momento de contarla =) querias ayudar a la natura madre?
ResponderBorrarintervenir y alterar su curso cuesta caro
ix_kaan
Salo...
ResponderBorrarNo sabes, hoy a raíz de la publicación, me enteré de muchos ataques de estos pájaros. En Washington en el verano, según me dijo Sury,las urracas atacan a la gente al parecer porque el calor las violenta.
Por cierto,gracias por preguntar por los pichos. Yo bien gracias, no pude dormir de sólo recordarlo.
Rosita, de la que te escapaste. Por hacer una buena obra, estos pichos te atacaron, cuando menos, salvaste al pequenin. Besitos de tia Marie
ResponderBorrarRochi, es de terror lo que viviste. Yo creo que ni con varios años de psicoanálisis me podría recuperar de una experiencia así.
ResponderBorrarMe gusto mucho tu relato. Sobre tu blog; quiero decirte una vez más, que te admiro y me siento muy orgullosa de ti. Ya nada te detiene y eso me emociona.
Prima,me encanto tu relato,como te comente en la casa sucedio una cosa perecida,un dia de mucho aire se callo un polluelo de su nido,trate de recogerlo pero los mayores no dejaban de volar alrededor de el para protegerlo,afortunadamente eran pequeños y no me atacaron,pero es impresionante como los protegen.Felicidades y que bueno que estas bien.Corsi
ResponderBorrarMe encanto el relato, mejor que cuando me lo platicaste apanicada dentro del coche y los pichos esperandote afuera. Yo hubiera hecho lo mismo que ellos si alguna de mis hijas las quisiera tocar un extraño.
ResponderBorrarMayte
Amiga, que aventura, parece de cuento de terror, sin embargo gracias a esa experiencia me regalaste el extraordinario relato que hiciste, lo visualicé todo al leerlo así como un cortometraje, eres buena escritora, te felicito por esto, no por el ataque de los "pichos". saludos. Angélica
ResponderBorrarPD. debes incluir el relato en tu libro que espero se presente pronto en la Casa de la Cultura
AMIGA...ESTA BUENISIMO...DIME...ES CREACION LITERARIA O REALMENTE TE PASO...
ResponderBorrarAmiga
ResponderBorrarCuando leo tus relatos me dan ganas de dejar de trabajar, dejarlo todo y ponerme a escribir. Te felicito nuevamente por tu historia, es la mejor que te he leído incluyendo la de la mariposa (o quizá es la novedad) no sé. Sentí la surada y los piquetes, qué horror, cómo la disfruté.
Te mando un fuerte abrazo y no dejes de escribir, por el bien de todos.Elena
Nota para los confundidos....
ResponderBorrarNunca toqué al polluelo, ni siquiera lo intenté.
Bueno, pero los pichos adivinaron tu intención de salvarlo... como dice el hermano, cambiar el curso de la natura.. Me impresiona que sean tan comunes los ataques de las aves!! qué horror!! (y sí, kiki, te pasan cosas muy literarias!!)
ResponderBorrarmás besos y gracias por compartir!
En Chiapas o en alguna región de Chiapas, como San Cristóbal, les llaman pichos a los niños. Creo que, cualquiera de nosotros, defenderíamos a nuestros pichos de gigantes que se aproximan en máquinas violentas... Jaja, muy bueno Roska. Yo le tengo pánico a esos zopilotillos enanos,qué valiente eres cuñada!!
ResponderBorraruyyyy, que meyo, que lindo escribes amiga, felicidades y a ver si nos ilustras a tu grupo de la jugadita. jajaaj
ResponderBorrarEspantapajaros ??????? Pobres hurracas, lo que vivieron con alguien antiecologica.
ResponderBorrarMe dio mucho gusto y mas me asombro lo rapido y bien estructurado que armaste tu BLOG, valio la pena lo tardado en decidirte, pero sobre todo lo que ahora esta representando para ti, el realizar mi recomendacion de que lo iniciaras, pues sabia que te encantaria y que lo disfrutarias mas, ademas que nos permites compartir tus escritos.
Gracias por abrir este mundo tuyo.
Hola HUN EB,
ResponderBorrarVaya historia! Si me pasara a mi, podría ser perfectamente una de mis peores pesadillas o mi propio infierno dantesco. Si las aves perdieran la cordura, yo también la perdería. Saludos! Lorena
Mi querido Almagrande, aunque te firmes anónimo, eres inconfundible. Es cierto que tu me animaste a publicar y también es verdad que lo estoy disfrutando, lo cual te agradezco pero.... ya ves que conmigo siempre hay un pero, en lo que no estoy de acuerdo es que me llames anti-ecológica. No lo soy y te consta.
ResponderBorrarrosa a mi me paso algo igual en el trabajo y un amigo me dijo que el mato a una cria y hasta el dia de hoy lo siguen estos animales porque tienen en la memoria al asesino...
ResponderBorrarcuidate por favor...
Rosa:
ResponderBorrarExcelente relato, me encanta la manera en que nos llevas por tu aventura, el aire, el polvo, las llave hasta la escena de la gratificación.
Te felicito por este magnifico espacio, el blog esta padrísimo, muchas gracias por compartirlo conmigo.
Saludos
Cristina Vázquez
Buen día Soroska
ResponderBorrarQuisiera saber si tienes algún correo electrónico en el que me pudiera poner en contacto contigo, yo estoy encargada de la página cultural de un diario aquí en el puerto de Veracruz.
En esta página se publican ensayos, reflexiones, poemas, cuentos y relatos diversos; a mi me gusta mucho la forma en que tu relatas muchas cosas tan cotidianas, algunos poemas y también estoy interesada en las labores del Taller Bernal Díaz del Castillo.
Me encantaría ponerme en contacto contigo para platicar más a fondo, mi correo es luz10_bs@hotmail.com, espero recibir respuesta tuya aunque sea por aqui por el blog, yo estoy continuamente checándolo. Muchas gracias
Luz del Carmen Valenzuela Reyes