*Nos educaron para guardar
**La era de lo desechable
***El amor en los tiempos del facebook
Cada vez con más frecuencia, leo sobre el tema del poco valor que le damos actualmente tanto a los objetos como a las relaciones y nos dejamos llevar por la corriente insoslayable de la era desechable. El escritor uruguayo Eduardo H. Galeano, quien se define a sí mismo como "un rescatista de la memoria secuestrada de toda América Latina", nos regala una reflexión sobre esta desvalorización y nos convoca a mirar que pasado hemos levantado y que futuro estamos dejando para nuestros descendientes, cuestionándonos así:
[...¿Será que cuando las cosas se consiguen fácilmente, no se valoran y se vuelven desechables con la misma facilidad con la que se consiguieron?...]
Los que pasamos de los cuarenta años, fuimos educados para guardar todo, reciclábamos sin haber nunca escuchado la palabra o su significado, simplemente guardábamos lo que servía y lo que no, porque algún día podríamos necesitarlo. Por poner un ejemplo; juntábamos con ilusión las corcholatas de los envases de refresco, que en ese entonces eran de vidrio, porque luego en el mes de diciembre las usábamos para hacer sonajas y salir "a cantar la casita".
Al autor de “El libro de los abrazos”, le cuesta trabajo aceptar la conducta que hemos adoptado casi sin sentir y justifica su reclamo al tiempo:
[...¡Es que vengo de un tiempo en el que las cosas se compraban para toda la vida!¡Es más! ¡Se compraban para la vida de los que venían después! La gente heredaba relojes de pared, juegos de copas, fiambreras de tejido y hasta palanganas de loza. ¡¡Nos están fastidiando! ! ¡¡Yo los descubrí!! ¡¡Lo hacen adrede!! Todo se rompe, se gasta, se oxida, se quiebra o se consume al poco tiempo para que tengamos que cambiarlo. Nada se repara. Lo obsoleto es de fábrica. Todo se tira, todo se desecha y, mientras tanto, producimos más y más basura. El otro día leí que se produjo más basura en los últimos 40 años que en toda la historia de la humanidad...]
En este punto pienso que todos estamos de acuerdo con Eduardo Galeano, cuántas veces no hemos escuchado decir “es que las cosas ya no las hacen como antes” y tampoco ignoramos el daño ecológico e irreparable que le estamos haciendo al planeta produciendo tanta basura, pero lo que despertó mi interés en esta reflexión, es en sí el planteamiento de como ha influido esta era de lo desechable en las relaciones humanas cuando dice:
[...Mi cabeza no resiste tanto. Ahora mis parientes y los hijos de mis amigos no sólo cambian de celular una vez por semana, sino que, además, cambian el número, la dirección electrónica y hasta la dirección real. Y a mí me prepararon para vivir con el mismo número, la misma mujer, la misma casa y el mismo nombre. Pero no cometeré la imprudencia de comparar objetos con personas. Me muerdo para no hablar de la identidad que se va perdiendo, de la memoria colectiva que se va tirando, del pasado efímero. No lo voy a hacer. No voy a mezclar los temas, no voy a decir que a lo perenne lo han vuelto caduco y a lo caduco lo hicieron perenne. No voy a decir que a los ancianos se les declara la muerte apenas empiezan a fallar en sus funciones, que los cónyuges se cambian por modelos más nuevos, que a las personas que les falta alguna función se les discrimina o que valoran más a los lindos, con brillo y glamour...]
Por otro lado y en coincidencia con Eduardo Galeano, Andrés Roemer, conductor del programa Proyecto 40 somete a debate el tema del matrimonio y cuestiona a sus invitados con la siguiente comparación:
[...Hoy en día, los novios deciden vivir en pareja antes del matrimonio. ¿Esto ayuda a tener éxito si un día deciden casarse, partiendo del hecho que las parejas se unen en un proyecto de vida con la idea de tener éxito, de ser felices juntos, de ir construyendo la red poco a poco, nudo por nudo, arraigados a los valores más conservadores y tradicionales? ¿Y cuando el amor, se acaba o se apaga? ¿No es algo así como la paradoja de elegir si compras algo y lo puedes regresar o si ya no puedes hacerlo? ...]
Andrés plantea nuevamente la idea de cómo las relaciones han ido cambiando en esta era de lo desechable, donde con contadas excepciones, los vínculos van quedando atrás para dar paso a lo que podría llamarse “el amor en los tiempos del facebook”; interactuar por medio de un aparato que cancela la emoción de buscar el momento propicio para el encuentro, el intercambio de miradas o el romanticismo. Y añade:
[...Bah! Pensar que hoy en día la idea primordial pareciera ser solamente el buscar un cómplice para “armarla” y no aburrirse...]
Concluyo citando nuevamente a Galeano
[...Y me muerdo para no hacer un paralelo entre los valores que se desechan y los que preservábamos. ¡¡¡Ah!!! ¡¡¡No lo voy a hacer!!! Me muero por decir que hoy no sólo los electrodomésticos son desechables; que también el matrimonio y hasta la amistad son descartables...]
el espacio de soroska
publicado en la edición junio-julio 09
Editorial-Círculos